Tampoco veremos obras monumentales ni costosas, sus iglesias parroquiales son edificios sencillos, en las que trabajaron gentes de otros lugares, sobre todo del reino de Galicia. La iglesia es para la comunidad su orgullo, su identidad.
En Muelas está dedicada la parroquia a Santiago, y es la más antigua construcción, datando de los siglos XI-XII, aunque sólo pervive de esa época la torre o espadaña y la puerta que da al cementerio. Románico popular. Su interior, alargado (pudo haber tenido, en tiempos, planta de cruz latina), alberga imágenes de interés: una Magdalena del siglo XVI, un san Roque y un san Sebastián, procedentes de antiguas ermitas, atribuibles a la escuela de Montejo, además de otras tallas : san Ildefonso, san Antonio Abad, santa Águeda, san Antonio de Padua, un Niño Jesús. El retablo mayor, de dos cuerpos, es obra emanada del romanismo de Becerra, rematado por un calvario, con seis pinturas sobre tabla, alusivas a distintos momentos de la vida del patrono, cuya imagen, del siglo XVII, ocupa la hornacina central, representándose como apóstol y peregrino, apoyada su mano derecha en un bordón del que pende una calabaza. Encima de la puerta de la sacristía, un cuadro de Ánimas de buen pincel.
La iglesia de Cerezal es la de construcción más reciente, se comenzó en 1827, finalizándose al año siguiente, aprovechándose varios elementos y materialesde la antigua, que se alzaba en terrenos que hoy ocupa el cementerio. Es un edificio rectangular dividido en tres cuerpos por dos arcos de medio punto. La capilla mayor se entroniza con su retablo, del siglo XVIII, dedicado a sus patronos: san Justo y san Pastor, mártires madrileños, que se compraron para la iglesia en ese mismo siglo.El retablo se compone de un cuerpo, más atrio y tres calles. A ambos lados de los mártires, san Antonio de Padua y san Blas obispo, completan la iconografía. En el ático, Santiago Matamoros, de autor anónimo del XVIII, cabalga sobre su caballo. Pero, probablemente, la figura más interesante sea la de santa Lucía, del siglo XVI.
Ricobayo dedicó su templo a santa Eulalia, al trasladarse hacia lugares más elevados, huyendo de las crecidas del Esla, dejando a su antigua iglesia con advocación de ermita. La iglesia actual es un edificio sencillo, de pequeñas dimensiones. En su capilla mayor, totalmente reedificada a mediados del siglo XVIII, antaño bajo el patronazgo del conde de Alba y Aliste, se alza su retablo, del mismo siglo (en 1744 se pagaron 2.150 reales por él, y cuatro años más tarde, otros 2.450 por su dorado), guardando cierto parecido al de Cerezal, está presidido por la imagen de la patrona, también de esa época, imagen popular de trazos sencillos. Otras imágenes, como san Antonio de Padua, presente en las tres parroquias, san Bartolomé, del XVIII, ambos con cofradía propia en otros tiempos, o la Virgen del Rosario, en su retablito lateral, de especial devoción por estos lugares, completan la expresiva imaginería del pueblo.
En Villaflor no hay edificio religioso. Fruto de la fe, de la devoción, se alzaron ermitas, para honra y culto de santos, vírgenes, cristos. Sólo se conserva la del Cristo de san Esteban, en Muelas, junto al castro del mismo nombre. Es un edificio de mampuesto y sillería en esquinas y vanos, dividido en dos cuerpos, dando paso el segundo arco a la capilla mayor, más ancha que el resto del edificio, donde se honra la efigie del crucificado, imagen de transición románico-gótica, llamado popularmente el Cristo Emberronao. En la ermita se celebra la romería del martes de pascua y la misa del día de san Marcos, 25 de abril, amén de otros cultos y celebraciones a lo largo del año.
Existieron otras tres ermitas en Muelas: san Roque, san Ildefonso, san Fabián y san Sebastián. De las dos que hubo en Cerezal: Santiago y de la Cruz nos queda, posiblemente, la imagen del Santiago Matamoros y alguna que otra piedra. De la antigua iglesia de Ricobayo, que pasó a ermita, al trasladarse el pueblo, queda la constancia documental. Cristo de San Esteban. Muelas del Pan. Los que perviven en nuestros pueblos, deben formar parte de la arquitectura religiosa, pues fueron, o son, representaciones sacras. En Muelas se conserva la llamada Cruz de san Roque, que ocupa el lugar donde en tiempos estuvo la ermita del mismo nombre, en la salida hacia Almaraz.
Junto al atrio de la iglesia de Cerezal se alza un estilizado crucero que sacralizó, posiblemente, el espacio de la antigua iglesia y ahora lo hace de la nueva. Mucho más rudo y popular, junto a las antiguas eras, al este del pueblo, el Calvario es mudo testigo de las antiguas procesiones que los días de Jueves Santo recorrían las estaciones hasta volver a la iglesia. Muy cerca perviven aún dos cruces solitarias, testimonio de pasión y fe.